¡Hasta el cielo querida hermana Sor Lucila!

Perù tiene otro ángel custodio en el Cielo
«J.M.J.C.                                                       +                                                                 Brasil,  2  Noviembre  2017
Querida sor Lucila, el amor de Dios es un misterio maravilloso. Te hizo entrar en la Morada eterna justo en la Solemnidad  de todos los santos; has ido al encuentro de tu Esposo  con una espléndida y segura compañía; esto nos da la certeza y nos  abre a la alegría y gratitud  que gozas ya de la Presencia la Santísima Trinidad. Tu partida ha sido tan rápida y muy silenciosa como silenciosa fue toda tu vida; los que te hemos conocido damos testimonio que  tu silencio ha sido siempre  muy elocuente: tu presencia nos hablaba  de servicio, fidelidad, sobre todo nos decía que  vivías como auténtica Hija de San Camilo: tu amor al enfermo, al que no tenía voz, al pobre, en una palabra amabas con un amor gratuito y sin medida siguiendo el ejemplo de Jesús.
Querida sor Lucila lo que podamos decir de ti y de tu vida es poco; este momento en nombre de todas las Hijas de San Camilo te decimos: ¡Gracias! Gracias porque tu presencia nos ha enriquecido y como fermento ha hecho crecer el Reino de Dios en nuestra comunidad y en los ambientes donde  Dios te enviaba,  gracias sor Lucila, porque entre las últimas cosas que deseabas era ser útil, y Dios te  escuchó; has sido útil, muy útil con tu oración, con el ofrecimiento de tu sufrimiento, ahora sigues siendo útil con tu intercesión ante Dios. Intercede por la  paz en el mundo, por la Iglesia, por nuestro Instituto, por nuestro Perú. No olvides  los encargos que te hice al saludarte el 31 de octubre y que tú con tanto amor y fuerza te comprometiste a interceder ante Dios con tu oración; ahora lo puedes hacer cara a cara con nuestro Dios, estamos seguros que  no nos fallarás como nunca nos has fallado.
Gracias sor Lucila por el cariño, respeto,  este momento del dolor de la separación tu sonrisa será para  nosotras bálsamo, tu sonrisa será  compañía y estímulo en nuestro camino con la seguridad que para los que se aman en Dios no hay separación ni distancia.
Pido disculpas si una cosa quiero reclamar a sor Lucila, ir a la Patria Celestial en mi ausencia, quedé muy mal al recibir la noticia y lo primero que dije es: ¡Porque ahora!  pensando luego al cariño y respeto de ella me consolé pensando que su partida en mi ausencia es solo motivo de amor. Gracias una vez más porque aunque si hago dificultad a entender, a la luz de la fe las cosas se aclaran siempre más.
Sor Lucila ahora que se ha encontrado con Sor Mariana y las demás hermanas velen con amor por los enfermos, por todos los que colaboran  para aliviar el sufrimiento de los enfermos, intercedan también por nuestra Madre General y por nuestro Instituto».
Con mucho cariño y gratitud.
Sor María Esther Cusma.
Superiora Provincial

J.M.J.C.                                                        +                                                                    Italia,  2  Noviembre  2017
«Desidero offrire la mia testimonianza in favore di questa carissima Sorella Sr. Lucila che il Signore ha chiamato a Sè da questa vita proprio nella solennità di Tutti i Santi e mi sembra che ciò sia di buon auspicio per sottolineare dal parte del Padre Celeste la bellezza di questa anima che farà di certo parte della schiera dei Santi.
L'ho conosciuta circa 20 anni fa a motivo del mio servizio all'Istituto, ma soprattutto l'ho conosciuta più profondamente durante il mio successivo mandato di Superiora Generale nei colloqui avuti con Sr. Lucila durante le mie visite.
Posso dire che era una Suora semplice, umile, buona e generosa che amava profondamente la comunità e i nostri "signori e padroni"  e tra essi i più poveri e, i più diseredati. Era sempre pronta nel suo ministero di servizio ai malati, sia all'interno della posta medica che all'esterno ai loro domicili.
Sr. Lucila è stata un Angelo consolatore verso tutti i sofferenti, senza mai risparmiare tempo, fatiche e il riposo stesso. Sono certa che ha lasciato una impronta indelebile dovunque è passata e ha operato. La bontà, l'amabilità e la dolcezza erano in lei quasi connaturali, una "autentica madre verso i suoi figli ammalati e i più bisognosi".
Sono certa che San Camillo e i nostri Beati Fondatori sono orgogliosi di questa vera Figlia di San Camillo che ha vissuto con fedeltà la sua vita consacrata, ligia ai suoi doveri religiosi e soprattutto impegnata nel realizzare quel "cuor solo e un'anima sola" auspicata da Gesù e dai nostri amati Fondatori.
Una malattia inguaribile l'ha colpita e lei l'ha accolta con serenità offrendo al Signore le sue sofferenze nel silenzio, per il bene della Chiesa, dell'Istituto e dei malati, accettando le cure che le venivano proposte.
Carissima Sr. Lucila, ci hai lasciato nel giorno in cui la Chiesa celebra la solennità di coloro che hanno vissuto e donato la loro vita per il Signore e di certo anche tu fai ora parte della schiera dei Santi in Cielo!
A te, ora chiediamo di intercedere le grazie di cui abbiamo necessità, per poter essere annoverati anche noi un giorno nella schiera dei Santi in Cielo.
Arrivederci in Cielo, nostra amatissima Sr. Lucila, in noi rimane il tuo amabile sorriso, la tua bontà e la tua carità per tutti i bisognosi e sofferenti.
Noi vogliamo suffragare la tua bella anima con la nostra preghiera, affidandola nelle mani amorose e misericordiose del Padre Celeste. Riposa in pace e ricordati di noi».
Madre Laura Biondo
SEMBLANZA DE SOR LUCILA PANDO TAIPE
¡Hasta el cielo querida hermana Sor Lucila!
En el día en que celebramos la solemnidad de todos los santos, nuestro Señor salió al encuentro de nuestra querida e inolvidable hermana Lucila, para formar parte de los bienaventurados, ya que toda su vida fue una expresión del amor misericordioso para con los más pobres.
Quienes tuvimos el privilegio de conocerla más de cerca, estamos edificados por sus virtudes, en particular por su alegría, su sonrisa habitual, entrega abnegada, su mirada transparente y su caridad exquisita, siempre tan educada y sencilla, siendo verdadera madre, amiga y hermana para todos los que se le acercaban, dispuesta a escuchar y acoger a todos sin hacer diferencia.
Sor Lucila nació en el distrito de Santa Teresa, departamento de Cuzco, fue hija única, su papá murió cuando ella tenía apenas 3 años de edad, su mamá falleció 16 noviembre 1992.
Entró en nuestra Congregación en el año 1982, hizo su primera Profesión el 8 de diciembre 1985, emitió los votos Perpetuos el 8 diciembre 1992, celebró sus 25 años el 8 de diciembre 2010.
Nosotras sus hermanas consideramos a Sor Lucila una verdadera y santa hija de San Camilo que vivió a plenitud las bienaventuranzas. Dios que premia a sus predilectos la llevo consigo el día de todos los bienaventurados, en la hora de la misericordia donde Jesús entrega su espíritu al Padre en la cruz, que regalo más grande tenia nuestro Señor reservado para su fiel esposa.
Su apostolado lo realizó en Barrios Altos, con incansable espíritu camiliano misionero, dedicó todas sus energías, a visitar enfermos, presos, daba de comer a todos los pobres que tocaban la puerta, siempre los recibía con una sonrisa. En su vida comunitaria fue siempre de una exquisita caridad, sencillez, humildad, silencio, era una expresión de la sexta bienaventuranza dichosos los limpios de corazón porque ellos verán a Dios, en su bondad todos eran buenos para ella, nunca se quejaba, ni se le escucho hablar mal de nadie, siempre tenía el anhelo de ir a trabajar con los más pobres.
Siempre tan disponible a la voluntad de Dios, por mandato de los superiores es enviada a la comunidad de Arequipa, quien fue recibida por la superiora Sor Mariana que juntas trabajaron incansablemente, lugar que ellas llegaron a considerar su paraíso en la tierra, donde atendía en la posta médica, hacia visitas domiciliarias y llevaban la Eucaristía a los enfermos, ayudaba a bien morir, dan testimonio de todo ello las hermanas que vivieron con ella, cuentan que entraba en las casas de las personas enfermas y las llevaba al hospital, igual hacía con los ancianos que vivían solos iba a visitarlos, les daba de comer, de igual manera con los niños siempre tenía un especial cariño, los bañaba los cambiaba de ropa y los ayudaba para que fueran a la escuela.
En pocas palabras vivió y cumplió a cabalidad lo que Jesús dijo: todo lo que hiciste a uno de los más pequeños a mí me lo hiciste…
Sor Lucila gracias por tu ejemplo de verdadera hija de San Camilo, ahora formas parte de los bienaventurados en el cielo, ruégale a Dios por nuestra Congregación y por cada una de nosotras para vivir el legado que San Camilo y nuestros Fundadores nos trasmitieron para que sepamos transmitir nuestro carisma a las generaciones futuras y perdure para gloria de Dios…

Con mucho cariño y gratitud. Tus Hermanas 

Sor María Esther Cusma.
Superiora Provincial

Commenti